Los préstamos de consumo siguen siendo uno de los tipos de crédito más populares. Así pues, ¿debe pedir un préstamo o debe ahorrar para una gran compra? ¿Cómo calcular el importe del préstamo para no acabar endeudado? ¿Por qué es interesante una tarjeta de crédito?
Un préstamo de consumo puede contratarse para cualquier fin personal, como la compra de grandes electrodomésticos, reparaciones, viajes, organización de bodas y mucho más. No es raro pedir préstamos para financiar los gastos de matrícula y tratamiento médico. En otras palabras, el propósito de obtener fondos no importa. Una tarjeta de crédito también es útil para hacer compras.
A veces la gente piensa que pedir un préstamo de consumo implica presentar diversas referencias y numerosos viajes al banco, a la espera de una decisión. Pero no es así como funciona hoy en día. La mayoría de los préstamos se tramitan a través del banco online. El dinero se transfiere a la tarjeta del cliente en cuanto se desembolsa el préstamo. Puede solicitar un préstamo en línea, aunque esté en otra ciudad, por ejemplo, de vacaciones. El esquema de la tarjeta de crédito es ligeramente diferente: el cliente recibe un límite de crédito individual dentro del cual puede utilizar el dinero repetidamente.
¿Cómo calcular la cantidad adecuada para que se ajuste al presupuesto familiar?
La decisión de pedir un préstamo es deliberada. Hay una regla general: el pago mensual de todas las obligaciones financieras no debe superar el 30–40% de los ingresos totales de la familia. Pero esto es sólo una estimación aproximada que puede servir de guía. Debe abordarse de forma individual, según el nivel de vida, las necesidades y la estabilidad de ingresos actuales y futuros si el préstamo es a varios años.
¿Cómo sé si debo pedir un préstamo de consumo o una tarjeta de crédito?
Son productos diferentes y cada uno tiene sus propios méritos. Un préstamo se suele pedir puntualmente para un fin concreto y el importe puede ser muy superior al límite de la tarjeta. Una tarjeta de crédito, en cambio, es una línea de emergencia siempre disponible: ideal para compras pequeñas y uso diario. Si devuelves la deuda durante el periodo de carencia, no pagas intereses. Además, funciona como una tarjeta de débito normal.
Antes de realizar cualquier transacción financiera, recuerde sopesar los riesgos y los beneficios.